La
píldora del día después es un método anticonceptivo de urgencia que sólo debe
tomarse después de haber mantenido una relación sexual en la que no se haya
utilizado un método anticonceptivo o en la que éste haya podido fallar. Su
objetivo es el de prevenir un embarazo, no se trata de una píldora
abortiva y no provoca ningún daño en el embrión en el caso de que se
hubiera producido un embarazo.
¿Cómo funciona?
La píldora del día después funciona de dos maneras distintas:
1.- Impide
o retrasa la ovulación, de tal manera que el óvulo no llega a salir del ovario,
lo que imposibilita su fecundación por parte del espermatozoide.
2.- Si el óvulo ya ha salido del
ovario, la píldora del día después actúa sobre el moco cervical, una sustancia
mucosa que se encuentra en el cuello del útero, modificándolo e impidiendo que
los espermatozoides alcancen el útero, en donde se encuentra el óvulo.
¿Cuándo debe tomarse?
Para potenciar su efectividad, la píldora del
día después se debe tomar lo antes posible después del acto sexual de riesgo.
Tiene una efectividad superior al 90% en las 24 horas siguientes a dicho acto
sexual, disminuyendo esta efectividad a medida que pasa el tiempo. El plazo
máximo dentro del cual debe tomarse es de 72 horas después del coito de riesgo.
Es importante saber que la píldora del día después no tiene ninguna eficacia
una vez que el óvulo fecundado se ha implantado en la pared del útero y ha dado
comienzo al embarazo.
¿Cómo saber si ha funcionado?
En el momento en que baje la regla se puede
tener la seguridad de que la píldora del día después ha funcionado. Teniendo en
cuenta sus posibles efectos secundarios, es normal que la regla se adelante o
se retrase un poco.
No es un método 100% fiable.
Es muy importante saber que la píldora del
día después, aún a pesar de ofrecer un alto grado de efectividad si se toma en
las horas siguientes al acto sexual, no es fiable al 100% y se dan muchos casos
de embarazos que no se han evitado aún a pesar de haberla tomado. Por ello, lo
mejor que puedes hacer es hablar con tu ginecólogo o con tu médico de cabecera.
Ellos son quienes mejor te van a asesorar.